lunes, 29 de noviembre de 2010

20 fotogramas de amor y un estreno desesperado

Hubo un momento de mi vida, muy corto, en el que estuve enamorado del amor. Supongo que le paso a mucha gente, o no. Creí que cuando me enamorase lo sabría por las grandes gestas, por correr bajo la lluvia con un ramo de rosas, por subirme a una mesa en un comedor lleno de gente y gritarle mi amor a esa chica. Bueno cosas por el estilo. Creí que eso recordaría toda mi vida de los grandes amores, besos eternos, sexo increíble. Todo eso es maravilloso y razonablemente satisfactorio. Pero ahora que soy una persona enamorada, que por cuestiones que no vienen al caso, tiene que vivir separado de esa persona, lo que recuerdo, lo que más echo de menos, son tonterías , segundos, sensaciones, vulgaridades del día a día, despertares en medio de la noche, risas cocinando, abrazos sin que el otro lo sepa. Porque son míos. Nadie lo comparte ni lo entenderá jamas, porque nunca vivirá esos momentos concretos; ¿otros parecidos con otras personas? Puede. Pero ese abrazo en el que estoy pensando es solo mío, ni siquiera de mi pareja, yo lo di y yo lo sentí. Soy un tipo egoísta.
En el cine uno piensa en estrenar, en que la gente vea tu película. Ese momento en el que al terminar la proyección y la sala se quede a oscuras todo se rompa por un aplauso, y los espectadores se acerquen para comentarte que les mostraste algo que sabían desde hace tiempo pero no eran conscientes, que te entienden, que lo comparten. Bien, yo he tenido un numero de proyecciones, no muy alta, pero suficiente para hacerme una idea. Incluso una vez más de 200 personas aplaudieron mi película. Fue un gran momento. Algo que puedes contar, algo que muchos han vivido a tu lado. Desconocidos pero que por un momento estaban en el mismo universo que tu. Pero cuando pienso en esa película, recuerdo ese fotograma, que me molestaba, y un día en medio de la noche, o quizá del día, haciendo algo totalmente opuesto apareció la solución. Entonces te abrazas al Final Cut y solucionas esos cuatro fotogramas en los que nadie se fijara, pero tu sabes que hacen mejor tu película, y solo lo sabes tu. Y sabes que estas enamorado de lo que estas haciendo.
Bueno pues me acaba de pasar hace 20 minutos. Y con eso ya compensas, o a me compensa, todo el trabajo del rodaje, la escritura, la pre-producción, el tener que explicar a la gente de que va tu película (si te interesa haz por verla y lo entenderás, o no). Entiendes porque haces lo que haces. Y ganar dinero, ganarse la vida es otra cosa, y eres un afortunado por tener algo más. Algo que nadie tiene, porque cada director, montador, músico, pintor tiene su momento, pero ese es tuyo.

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